Una vida entera
para mostrar las fauces en ascenso
en los pulpitos enloquecidos
por la ciega codicia.
Para proclamarnos egos regentes
en nuestra mezquindad
entonando credos intachables
en nuestra condición de altruistas
de baratija.
Para profanar la condición del llamado
a la conversión del polvo
y creernos seres imperecederos
comprando paraísos
con nuestras rogativas de salón.
Una vida entera
para los besos de Judas
en la miradas recelosas
de la férrea envidia,
para las incrédulas llagas de santo Tomás.
en los pasillos agonizantes
de la complacencia en los espejos.
Una vida entera
para demostrar que somos alguien
y que nacemos con una estrella
rondando la fortuna.
Y toda un eternidad
para evidenciar,
que de esos polvos surgen
los lodos que nos cobijan.
Un buen poema que he disfrutado.
ResponderEliminarMe ha sonado a denuncia, a grito.
La salvedad es que la palabra cerciorarnos no acaba de encajarme; mucha c. Lo he leido con la palabra evidenciar u otras y suena mejor, bajo mi prisma, eh.
Un saludo, Pilar.
Muchas gracias José Antonio por tu lectura y por tu observación que acepto de buen grado.
ResponderEliminarLo bueno de los blog es que podemos editar las palabras ,podia ser así en la vida.
besos con respeto ,admiración y agradecimiento.