Revelando recuerdos.

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lunes, 23 de abril de 2012

Mater celeste.


De "Duelo en metáforas"


Al principio todo era más sencillo.
Te imaginaba tendida
en una mullida nube con forma de caracola,
y entre sus algodones, sonreías,
satisfecha y lejana.
Observando como aquí abajo,
nada modificaba el rumbo
en los estuarios
de nuestras rutinas;
como una diosa,
degustando rebeldes y azulados
ramos de uvas.
Escupiendo las pepitas de tu sabiduría
en nuestras obtusas calvas
de meridianos planos.
Todo era más sencillo,
cuando eras nube; escogiendo caprichosa
el claroscuro de nuestros incendiarios
capiteles enlatados.
Más tarde...
el silencio se hizo sombra alargada
en costura cadavérica
deshilachando el minino ápice
de sosiego, en el cuarterón
de mi piel.
Y mis dogmas se hicieron viejos,
mis manos se hicieron viejas
mi rostro se hizo viejo
mis ojos se hicieron viejos.
y el cielo...
Un mezquino nubarrón
que no ha parado
de escupir piedras.

jueves, 19 de abril de 2012

Opaca



Yo sé, que tras estos cráteres


con precisión matemática


se halla la ecuación de la existencia.


La veo desde un papel de burbujas


que revientan con sus filtraciones


las luciérnagas.


Intuyo los profusos y timbrados


besos de los amantes,


y mis ojos se quiebran en el fuego.


Mis tiempos, piden sus panes


y se niegan


a aceptar este desaire en mis olvidados labios.


Las voces de las madres arrullando a sus hijos


horadan mis entretelas


a tal punto, que muero en las aceras


pisoteada como una hormiga


con las cáscaras de mis delirios a cuestas.


Las manos entrelazadas se hacen


nudos en mi garganta,


y los abrazos...


cordeles suicidas de mis carencias.

Mi estúpida manía de no ver más allá


mi estúpida manía, de no ver más acá.


Vivo, en el año primero


después de Sara,


en una gélida incubadora de calaveras


inoculando en vena el silencio.


Voy salpicando con mi desencanto


el vestido de primavera de la gran madre naturaleza


y tiro de él , para que me acoja en su regazo


perfumando con su sándalo los augurios.


Tengo miedo a toparme de bruces


conmigo misma


a la vuelta de cualquier esquina,


y construyo mi mundo a la medida


de una guerrilla sin cuartel.


La cara pintada con la tinta cósmica


de un pusilánime karma.


Y oculta, en mis amoratados pulmones,


una granada de mano a punto de reventar


cuando pase la vida




y quiera, alistarme en sus filas

lunes, 16 de abril de 2012

Sueños.


Duermo agazapada
como perro apaleado.
En posición fetal
para dar de lado
a tu recuerdo.


viernes, 13 de abril de 2012

La tarde.


Este silencio que grita,
hace de la tarde
piedra.


martes, 10 de abril de 2012

Ojos dignos.

El digno sufre. Pero su dignidad lo consuela.José Narosky.



Apareces ante mis pestañas
sin adornos,
cabizbaja, elocuente,
sin presentarte siquiera.
Como una adivinanza
taladras mi cerebro y tragas mis neuronas
púdica, y con cicatrices en las uñas.
Me hablas de tu mocedad entre atriles,
conmiseraciones y palabrerías.
Has olvidado los poemas que te abanderan,
las silabas de plástico en las bocas
que se llenan a tu costa,
las arenas a las que no consigues llegar
entre marismas libertarias.
Has olvidado el abolengo
( sabe más por rancio, que por abolengo)
de quien tu nombre alzaba en sus medallas.
La muerte, se hace papel en tus manos;
todo es voluble ante tu todopoderoso dominio.
Aquellas guerras que te hirieron
pero no consiguieron tu extinción,
las arengas apocalípticas
las variables chaquetas, hoy, de pana
mañana, de lana.
Te me has mostrado desnuda entre el turquesa
de una asustada mirada, chorreando soliloquios;
qué será,
qué pasará;
dónde ir si el jornal no llega desde
meses atrás.
Cómo calmar los llantos de los niños
cuando los panes negros anden solos
y pasen de largo su portal.
¡Qué hacemos ahora con el hambre!
Qué hacemos, cuando la noche cubra
las esperas y el alba traiga nuestras
cabezas en bandejas de plata.
Dime...
¡qué hacemos entonces
contigo
dignidad!




sábado, 7 de abril de 2012

La mirra.

‘Mujer he ahí a tu hijo’. ‘He ahí a tu Madre’ (Jn. 19,26-27).


Tu rostro es como el mio:
rígido y ojeroso
donde millones
de menguantes lunas sin poetas
copulan;
férreas y repujadas facciones
surcadas por el yugo
de la temprana soberanía de la mirra;
hierático y decrépito,
así se nos ha vuelto, hermana.
Como Marta y María vagamos
por el campo santo, absortas,
fantaseando en pernicioso credo.
Quizás al llegar a la tumba
donde reposa la sangre
que nos robó este estío
como la de Cristo...se halle desierta
y con paso firme
de ese funesto ataúd ella haya salido.
El único abeto que entre los cipreses
alardea de su porte
como adolescente,
entre vetustos compañeros del juego
de las tinieblas, oculta
sus ramas en los bolsillos
para fumar un pitillo.
Me mirás...te miro,
somos vísceras despedazadas,
encarnadas en mitades,
deambulando entre los pasillos
del manicomio del tiempo.
La contagiosa demencia
preña nuestro gorjeo
de palomas sin mensajes
escupiendo sobre el mármol
las impúdicas alas amputadas.
Murmuramos
como si ella nos oyese,
por si quedase algo que no le dijimos,
por si un indulto final
como al buen ladrón nos sacase
de la verde cruz y todo quedase
en un error de cálculo divino;
por si percibir el infinito frío
nos acercase más a la certeza
de saber que para siempre ha partido.
Con clemencia me miras,
con lacerante rictus de leona
sin su camada, te miro.
En tus pupilas pasea sin contemplaciones
el silencio de las dádivas inconclusas.
Balbuceas como en un suspiro...
Locas debemos estar para hablar a una foto,
los muertos no contestan
Los muertos no preguntan
los muertos no lloran
los muertos no hablan.
¿Qué me decías, hermana?
Siempre se me van los santos a los cielos.





miércoles, 4 de abril de 2012

El pensamiento.


Que nada nos pertenece
es materia bien certera.
No corresponde siquiera
esa esencia que se ofrece
en estirpe que estremece
al más curtido mortal.
Que en desenlace fatal
objeto son de disputas
los caudales que reclutas
del podrido vil metal.
Ni los retoños son nuestros.
Fiel estampa del linaje
llegando con el pasaje
heredad de los ancestros.
De los días nuestros centros,
tierna niñez en primicia
dispensada de malicia
donde avances contabas.
En la mocedad ya espiabas
esas pueriles pericias.
¿Y esos sueños que portamos
con la necedad de aquellos
que odan soles sin destellos?
Al gentío los donamos
cuando sordos los contamos.
Que nada nos pertenece
por más que a dioses se rece.
En amparo de los bienes
que obturándonos las sienes
el juicio nos adormece.
No son nuestras las parejas.
Cuando de ellas se hacen galas
amputando estás las alas,
y sin saberlo te alejas
del candado de esas rejas.
Ni hombre ni mujer te ladre
que para eso esta la madre.
Que bien solos nos lamemos
si no hallamos lo que ansiemos
del fotograma que encuadre.
Solo es nuestro, el pensamiento
nadie nunca nos despoja
del proverbio que se aloja
sustentando ese cimiento
del raciocinio en portento.
Nadie sabe que pensamos
mientras con gracejo hablamos.
Podré pensar lo que dicen
¡o que pronto finalicen!
sin que nunca lo sepamos.