Revelando recuerdos.

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jueves, 9 de febrero de 2012

Las hijas de la vida.


Vuestros hijos no son vuestros hijos: son los hijos y las hijas de las ansias de vida que siente la misma vida. Khalil Gibran

Contemplarse en los ojos del hijo
y reconocer en ellos
que nunca seremos de su tamaño,
que la vara de medir el pánico
se ha detenido en nuestras costillas
y nos impide vislumbrar
la identidad que perdimos.

Hablar por la boca del hijo
y ceder al viento que enjuaga la palabra
la evidencia de la inmortalidad
en las mismas voces
con las que nos hablaron
nuestros padres.

!Y... mira que prometimos
por los dioses
en los que no creemos
no hacerlo nunca!

Besar al hijo y como en un fotograma
plasmar en su mejilla el perdido gen
donde se hallaba el génesis
de nuestro primer sueño.
Y perseguirlo
por el oscuro callejón donde ladra el perro
de la imposición.

Amar al hijo pensando
que sólo él nos salvará
de nuestra tediosa existencia,
y creer que amamos con la resistencia
de un porteador de abolengos.

Ponerle la tirita en la rodilla
!no dejes nunca de correr!
mientras en nuestras nucas se pudren
las apáticas semillas
diseminadas solemnes en el sofá.

Estrechar al hijo entre nuestros brazos
para liberarle de los demonios que le acosan
y esperar con parsimonia
que nunca de nosotros se aleje,
sin su presencia
debemos enfrentarnos a los nuestros.
Y eso
escuece.

2 comentarios:

  1. siento un enorme placer leyéndote... un beso

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  2. Muchas gracias mi querida amiga Anabel.Lo mismo puedo decir de tus versos impregnados de arte.Besos de todo corazón y gracias.

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