Revelando recuerdos.

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martes, 31 de enero de 2012

El rio en mi vientre.


No todas las orillas
llevan a tu río.

Ahora mis magulladas piernas
se doblegan inertes
ante le vehemencia
de aquello que se me ofrece.

Ya no me reclino
ni para orar mis temores
ni venero sobre la sombra
de tu espalda
los tules de la desdicha.

No soy guijarro
que sólo lava tu palabra,
ni esos helechos que titilan
cuando la gota de un sudor frío
los rocía.
Ahora,la corriente
que me ahogaba
es un vasto y fértil meandro,
un reposado edén reinventado
allá
donde los sauces
dejan de llorar.

Me confundo
entre sus cristalinas aguas,
-cálido liquido amniótico
que me arropa-
No temo al ruido de los pájaros
cuando abren las compuertas
y con sus obtusos picos
nublan las miradas.

Pertenezco a ese viento
que tus cortas y torpes alas
jamás cortarán.

Ya...a nada ni nadie temo
pues todas mis lágrimas
mutaron en este gran río
que ahora atravieso
con el ímpetu
de quien nace por vez primera
y muere por última vez.

Puedes salir de mi vida
por la puerta de atrás
que
por la puerta delantera
yo me llevo
toda tu vida dentro.

2 comentarios:

  1. Muy sentidos tus versos Pilar, mucha fuerza en cada estrofa, el olvido y el desamor son difícil de desterrar, por eso el paso de ese río liberará ese corazón.
    Hermoso...!!
    Te dejo un beso.

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  2. Los amores que escapan cuando ven un vientre henchido de vida ,no se pueden considerar como tales.Hay hombres muy cobardes.Pero allá ellos.Yo me quedé con lo mejor..toda mi vida he estado rodeada de hombres cobardes.No sé por que será.A ver si con esta introspección encuentro la razón,casi como de sicoanalisis me está sirviendo esto.Gracias por pasar y comentar mi querido amigo.Besos.

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