
Vivíamos con el miedo atado a la yugular.
Cuatro esquinitas
tiene mi cama,
cuatro demonios
me acompañan.
Uno es la carne
que lasciva me llama
y éstos mis labios
que de morderlos
sangran.
Cuatro esquinitas
tiene mi cama
cuatro demonios
me acompañan.
Otro es la gula,
comiendo abestiada
los infundados temores
a mí me mata.
Mi pan no comparto
y la envidia
me convierte en ingrata,
perdóneme padre
pues yo he pecado
con verdadera saña.
Cuatro esquinitas
tiene mi cama
cuatro demonios
me acompañan.
Iré al infierno
de cabeza
pues ellos
a mi me reclaman.
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