Cuando la juventud me caía
por los hombros
en cascada
cortando los vientos con las púas
de las horas despedazadas
en el umbral de los besos.
Cuando envolvía los soles
en celofán y entre arrabales
donaba sus rayos
al menesteroso en franca comunión
con el más débil.
Cuando bebía la vida a sorbos
degustando las mieles
desdeñando las hieles.
Entre un sorbo y otro,
me repetían de modo constante
que si proseguía por las sendas
del desatino en bandada
no sería nadie en la vida.
No acierto a comprender
ese empeño en que fuese alguien,
cuando todo lo que ansiaba
era ser Yo.
Que bonito y que verdad más grande. Siempre la lucha de siempre entre lo que uno quire hacer y lo que los demás quieren que hagas. La lucha generacional de toda la vida, lo que ocurre que la misma persona actua diferente, dependiendo de si se es joven o ya se es padre. Vamos, a mí me ha ocurrido y las teorías que uno tenía de joven, pues se revisan en razón a las nuevas circunstancias y solucionado.
ResponderEliminarUn placer, Pilar.
Gracias José.
ResponderEliminarEn efecto ,luego se van cambiando las identidades ,pero siempre colea ese no dejar que seamos nosotros mismos.
Tanto en sociedad como en familia ,siempre nos piden que seamos otros ,la aceptación no está muy de moda.
gracias amigo por tener la gentileza de pasar a leerme y comentar.
besos con todo mi cariño.