
¿Por qué plañe la sorda necedad
asolando agostada vuestra mente
dotando de firmeza concluyente
al roble machacado sin piedad?
¿Acaso no se plasma en mi heredad
los rasguños del fuste que doliente
me marcan desollando fieramente
mis carnes y mis noches en frialdad?
cuan pobre es la semblanza que troquela
el yugo del ególatra arañando
en el barro los árboles que cela;
soy brizna de matojo con cautela
pues quien hace de roble renunciando
acaba siendo leña de quien vela.
Buen soneto y con mucha miga dentro.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un saludo.
Muchas gracias amigo José por pasar por este rinconcillo en el que eres siempre bien recibido amigo mio.
ResponderEliminargracias de todo corazón y besazossssss
Hermoso camino el de tus versos Pilar.
ResponderEliminarCordiales saludos
Muchas gracias Mariela por pasar dejando tu inestimable huella en mis humildes versos.
ResponderEliminarGracias de todo corazón y muchos besos.