Tenían veinte años
y un rumor salado
como de lágrima
con sabor a guerra y
estraperlo.
Las películas en blanco y
negro,
la clandestinidad de los
portales.
Lo inútil de compadecerse
aprendieron a golpes.
Tenían todo el amor
del mundo para gestionarlo
y una eternidad prometida
en blanco.
¡Tanto amor, tanta
juventud¡
Luego llegamos nosotros.
Los hijos de los restos.
Y el producto
pudo más que el
multiplicador.
Dª Pilar, MUCHAS GRACIAS por las poesías tan bonitas que escribe. Por favor, no deje nunca de escribir. Tiene V., un "don" muy bonito. Enhorabuena por ser una poetisa maravillosa. Que Dios la bendiga. Desde las Islas Canarias, j.tenerife
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