Si abofeteasen mi sombra
en esta aciaga tarde
de tumba sacra
donde se abriga el sigilo,
en sus palmas quedarían
aferradas
hojas del árbol de tu ausencia
que titilando cayeron
en las breves y difusas
estrías del tiempo.
Y el quebranto seria más profundo
que si abofeteasen
la obtusa capa de cera
que recubre mi semblante.
O estos ocasos de vacantes
convidados de piedra
plagados de abejas
sin su reina
que tamizan mi decrépito corazón.
El girasol me habita inocente criatura ,cuya cara de pétalos sigue sin saber un sol oscuro, mancha gangrenada en el cielo. Françoise Roy.
Revelando recuerdos.
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jueves, 8 de marzo de 2012
Sombras ausentes.
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