Revelando recuerdos.

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viernes, 9 de junio de 2017

Luz al final del tunel




Luz al final del túnel/ poema finalista del certamen "Poemas sin rostro" de Canal literatura.



Que se esperaba de nosotros,

quizás otras ventanas

que abrir y cerrar,

otros ropajes,

otros candados y servidumbres.

No hay tregua en el jardín

del hombre ensombrecido.

Un día a otro se suceden

capaces e idénticos,

y la noche que a otra antecede

como esa roja sangre

amante sospechosa que nunca se derrama.

Qué extraña porfía

esta de hervir el lenguaje domesticado.

Desconozco las especies de la verdad

en la geometría que llega de lo desconocido.

El himno de las primaveras

en la criatura

que entre los párrafos de las uñas nace.

Escuchadme:

Todas las horas son mis horas,

no es el tiempo quien pasa

es la ofrenda de la paloma,

y el rumor prestado en los campos extranjeros.

Desvalidos del fuego y la alianza

la absorta leche de la locura.

De esta carne dueña de la presunción,

las alamedas salpicadas en el aire.

Que se esperaba de nosotros

si lo mortal se acoge a los harapos del pájaro.

El pecado dentro del pecado

y esta periferia de lo entregado

superpuesto a la vacilación.

He oído la severidad en el vientre de la tarde.

La roja lengua de la muerte

cuando lo tangible y lo deseable sean túnel.

Entonces quizás

adoremos el fuego,

y sea tarde para amputarnos el miedo.

lunes, 14 de marzo de 2016

La Hiedra del Perdón / Pilar Gorricho ( Logroño 1961)




Pilar Gorricho del Castillo, nació en Logroño (La Rioja ) España el día diez de marzo de 1961.

Poeta clásica en sus composiciones ha editado cuatro poemaríos y participado en diversas antologías clásicas y de verso libre.

Como " Los rincones más oscuros " de Groenlandia ediciones,

" Antología poesía clásica de mundo poesía", " Antología de versos

desde el corazón" ,” Voces del extremo 2015 y 2016” Club literario “ cerca de ti”

"Mujeres poetas internacional" “ Grito de mujer” “Palabras prestadas cuarta edición”

Colaboradora y critica de poesía en varias revistas, club y canales literarios.

Los retazos de mi alma” es su

miércoles, 20 de enero de 2016

Piedra de vida ( A Sara)


A mi hija Sara.




("El tiempo es corto, la vida fugaz").







Pasaste por nuestra vida

como lo hacen las piedras, desde la solidez de su linaje

abrazando la espesura de lo sutilmente bello,

inertes al arroyo.


Atenazada por lo vacilante de nuestros pasos

desde el rigor de tu piel interminable ,arañando lo
 
absoluto.

La piedra no es providencia del camino, hazte
 
compasiva rama

y las verás desde las altivas lindes igualitarias 

 salir de su silencio inmóvil hechas canto de natura.


No pretendas que su danza complazca las carencias

de saberte desdibujado vaivén en las tripas del viento.




 fuiste piedra sagrada; hacedora del exhaustivo reposo

en la orfandad del colibrí, holgado néctar de flores,

 pincel posado en lo perpetuo del día

donde los colores te nombraban complacidos.

Asi como los pulgones roen las lechugas poco a poco

las maravillas consagradas en mayo probaron

el áspero de los labios desnudos.


Con la templanza de lo estipulado en alguna estrella,

una nota, una sola nota de flauta

es capaz de calmar al mundo.


dueña de todo lo visible e invisible

robaste un sueño de extrañeza a todas las cosas.

Pasaste por nuestra vida,

como una piedra en Sión, angular y escogida.

Piedra del templo de Dios,

tan hecha a la incierta permuta de nuestras voluntades

que las terrenales aguas no te sirvieron para sanarte.

Creced creced malditos.





Tenían veinte años
y un rumor salado
como de lágrima
con sabor a guerra y estraperlo.
Las películas en blanco y negro,
la clandestinidad de los portales.
Lo inútil de compadecerse
aprendieron a golpes.
Tenían todo el amor
del mundo para gestionarlo
y una eternidad prometida en blanco.
¡Tanto amor, tanta juventud¡
Luego llegamos nosotros.
Los hijos de los restos.
Y el producto
pudo más que el multiplicador.


lunes, 4 de enero de 2016

My way.



A menudo imagino
que vivo en una casa
en las abruptas faldas de una montaña.
De abetos repleta,
que al abrir las ventanas
lavan mis marchitos pulmones
con su savia.
Y nieva en invierno, y en primavera
las amapolas me sueñan
rojas como esta sangre infecta.
La pradera al fondo,
en una misericordia del infinito
con sus lunares de margaritas.
Dentro el calor,
todo este calor naciente de estas manos
que no saben dónde gestar
esa familia que siempre quise.
Quise muchos hijos
para poner con ellos un abeto en navidad,
lleno de bolas y espumillones y muchas luces,
miles de luces alumbrando este cansancio.
La chimenea al fondo como una canción
crepitando cuentos con finales felices.
Esos hijos míos,
no morían en este sueño.
Se hacían juncos abiertos al sol,
que nada ni nadie quebraba.
Los hijos de mis hijos venían a verme
y con sus lenguas recién estrenadas
me llamaban abuela.
Yo les preparaba galletas en el horno.
Y juntos veíamos caer la nieve
atascando nuestra puerta, esa puerta
abierta siempre al regocijo.
Cada uno vive como puede.
Yo
me cambio de traje para otro baile
cuando el maldito griterío de mis guerras
coloniza mi mente.
Necesito que siga la danza
y siempre la misma balada de Sinatra.
"A mi manera"
Entonces lloro y sé que existo.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

La fiesta dudosa

 
 


En los años ochenta,

ser madre soltera

era un estigma,

una oculta desdicha del destino.

Yo, adoraba mi vientre

como un milagro al que ningún

dios ni ningún hombre podía cuestionar.

La fe de la lozanía en algunas ocasiones

se nos hace carne para recordarnos

que multiplicarse es una suma de afectos.

El adorado mayo.

Siempre es en mayo cuando en las aceras

fermentan aromas de tirantes

y hombros con el sol tatuado.

En mayo nació Sara, la princesa.

No fue nada especial,

las caras denotan siempre

aquello que la boca no acierta a decir.

Sus gestos eran de pánico ante " aquel pecado"

que cobraba nombre.

El rechazo es una cuestión de piel

y la mía nadie tocaba por miedo

a que la enfermedad de la vida

pudiese hacerles felices.

Yo estaba exultante con mi hija en brazos.

Aquella preciosa criatura

que intentaba calmar su hambre

en medio del desastre.

Entonces, entró mi abuela

con una alegría casi al fiado

y dos botellas de champan.

Y el ruido del corcho sonó como un bombardeo

al frente enemigo de las apariencias.

Es cierto, se produce en la vejez

una extraña inexperiencia ante lo inútil.

La fantástica sensación de lo verdadero.

Siempre recordaré su rostro de canción.

Mi abuela murió cuando mi hija tenia siete años.

Abuela ¡salud! Y gracias.

Que la tierra te sea leve.

Mi hija murió cuando tenia treinta años.

Hija mía ¡ Salud! Y gracias.

Que la tierra te sea leve.

Estoy completamente segura

que allá dónde estén

son burbujas de celebración,

cantos de protestas

cónclaves de eternas mariposas.

Me interesa creer que se están tomando

una copa de champan en mi honor.

Me interesa para seguir en esta tierra

que para mi es grave.

Brindo con ellas, brindo para ellas,

y esta fiesta que como dijo Biedma
 
iba en serio
 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Las paredes no leer.




Nunca me has gustado.

Tan abrupta y mediocre

con ese modo de gastarte

aporreando la pared

ante la mínima sospecha

de existencia al otro lado.

Tus somnolientas horas

de rulo y bata,

despellejando los cadáveres

de aquellos que osan la intemperie.

El hecho de ser como tú;

una taxidermista de la alegría

siempre he repudiado.

Con tu marido de gorra y sacramento

de profesión calzonazos,

de sonrisa de cuchillo y matanza.

Hoy,

te he escuchado hablar con él

por esa arteria que nos fusiona

con el esqueleto de nuestras rutinas.

Hablabas,

del dilema de comer la verdura

con o sin pan.

El pan

alimentar lo primordial

de las tripas corazones.

Y he pensado

en mi derrota de filosofía de saldo,

en mi poesía afónica y malherida

mis aforismos, en mis alquimias

contra el espanto,

en estos tejados

donde no crecen flores

que no sean de lapida y expiación.

Y he deseado por un momento

ser como tú.

Ser tú.

y tener una inquietud

que se pueda resolver.

lunes, 16 de noviembre de 2015

UNA SOLA PALABRA




Una sola palabra.



Nací cuando el sol seca la espesura

bajo la protección del agua.

Preguntándome

por qué los pájaros nacen sin nombre
 
y yo
 
cónclave de cojas estirpes.

Hay un camino fatuo al zapato

y la torpe longitud de su huida.

Una sola palabra suya hubiese bastado

para sanarme.

Pero los espejos son mudos

cuando palidecen ante el convulso tallo.

He heredado la respuesta y unos pocos vocablos

ven, haz , recoge quita.

Nadie me hablo de amor,

hasta que la herida,

garganta inútil al antojo de las edades

mostró del árbol su fuste hecho añicos.

Y no olvidaré jamás

que los silencios son esquirlas

donde se fragua el escepticismo,

ese arañazo de por vida

en la boca misma del camino.