Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
(k Gibran)
Como una intuición dramática sabia
que la palabra "hija" se me clavaria
en el cielo del paladar
atragantando los tiempos.
Mi hija, mi casa, mi coche.
Siempre el "mi" en un intento
desesperado por abrirnos un hueco
entre los dementes.
Yo...te llamaba por tu nombre.
La Sara.
Por los siglos de los siglos
La Sara.
Curiosamente,
ahora que has muerto
he comenzado a llamarte
!hija mía!